PÉRDIDA DE AUDICIÓN RELACIONADA CON EL ENVEJECIMIENTO

A medida que se van cumpliendo años, algunas personas empiezan a tener problemas para oír correctamente. Se pierden en las conversaciones en lugares públicos ruidosos, como los bares o restaurantes, tienden a subir el volumen de la televisión y a veces no oyen si la persona que les habla no está delante de ellos. Es lo que se conoce como presbiacuasia, la pérdida de audición asociada al envejecimiento

 

PÉRDIDA DE AUDICIÓN

Pérdida de audición por envejecimiento

La pérdida de audición por la edad no se puede prevenir, pero sí que existen alternativas para poder mantener la audición y seguir relacionándose correctamente con el entorno.

La pérdida de audición por la edad no se puede prevenir, pero sí que existen alternativas para poder mantener la audición y seguir relacionándose correctamente con el entorno.

Para buscar una solución a la pérdida de audición, lo primero que hay que hacer es conocer el problema. Por eso, el diagnóstico es clave y necesario.

Este se lleva a cabo a través de una audiometría que, en los casos que sea necesario,  se puede complementar con un audiograma y un examen completo del oído externo y medio para descartar otras patologías que interfieran en la pérdida de audición.

La audiometría

Con la audiometría estudia cómo escuchamos los sonidos y qué sonidos escuchamos mejor, según su intensidad; es decir, el volumen o el tono, ya sea grave o agudo. Estas mediciones se obtienen a través del audiómetro, un dispositivo que reproduce  sonidos en diferentes frecuencias y volúmenes.

Durante la audiometría el paciente se coloca unos auriculares conectados al audiómetro y a través de los cuales va escuchando los sonidos. En esta prueba también se evalúa la vía aérea y la conducción ósea con un zumbador colocado sobre el mastoides, que es el hueso situado detrás del oído.

Al paciente se le pide que levante la mano o presione un botón cuando escuche el sonido.

Existen 2 tipos de audiometrías.

  • Audiometría tonal, que es la que determina el umbral auditivo de una persona, si existe o no hipoacusia, su gravedad y el tipo de la misma.
  • Audiometría vocal, que valora la comprensión del lenguaje (inteligibilidad) y la pérdida de discriminación de palabras (comprensión).

El audiograma

Para completar los datos ofrecidos por la audiometría se puede hacer un audiograma con el que se evalúa la capacidad para escuchar palabras habladas o el tictac de un reloj. Los resultados que ofrece esta prueba se reflejan después en un gráfico que presenta una descripción detallada de la capacidad auditiva del paciente.

Para la pérdida de audición no existe tratamiento farmacológico. Una vez que se empieza a dejar de oír, no se puede recuperar lo que se ha perdido.

Pérdida de audición por enfermedad

Hay que tener en cuenta que la pérdida de audición también se puede deber a una enfermedad, como por ejemplo un tumor.

Además, es posible no oír bien debido a alguna de estas circunstancias:

  • Un tapón de cera que bloquea el conducto auditivo.
  • Exposición a ruidos fuertes.
  • Escuchar música muy alta.
  • Uso prolongado de ciertos fármacos.
  • Tener líquido en el oído medio. 

La pérdida de audición por ruido

La pérdida de audición inducida por el ruido es cada vez más frecuente y es el único tipo de pérdida de oído que se puede prevenir, salvo cuando ocurre por un hecho excepcional, como una explosión o un disparo.

Audífonos

Para paliar la pérdida de audición asociada al envejecimiento, hay disponibles una serie de soluciones auditivas, entre las que se encuentran las audioprótesis externas, más conocidas como audífonos.

Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), en líneas generales los audífonos constan de:

  • Micrófono que recoge la señal acústica y la convierte en eléctrica.
  • Amplificador que procesa la señal eléctrica.
  • Auricular donde llega esa señal eléctrica y se transforma en energía acústica, para ser transmitida al oído de forma amplificada.
  • Batería para que funcione.

Los audífonos se clasifican dependiendo de cómo se amplifica el sonido. Están los que transmiten la señal acústica por vía aérea y los que lo hacen por la vía ósea.

Los primeros son los que más se utilizan y transforman la energía eléctrica amplificada en energía acústica directamente en el conducto auditivo externo.

Los de vía ósea producen una vibración mecánica para estimular el oído interno a través del cráneo.

En los últimos años se han producido importantes avances en el campo de los audífonos. De esta forma, se ha pasado de la tecnología analógica a la digital, que ha mejorado considerablemente la forma de percibir las señales acústicas. Con los audífonos digitales se pueden discriminar los ruidos ambientales y adaptarse a los diferentes entornos, lo que ayuda al paciente a oír mejor y tener una audición más natural.

Como la variedad de audioprótesis es extensa, cada paciente debe elegir la suya en función de sus necesidades. Como todas las prótesis necesita de un periodo de adaptación. Por eso, es de suma importancia ponerse en manos de profesionales especializados que guíen al paciente en la elección de su audífono para que se encuentre lo más cómodo posible y pueda llevar una vida “auditiva” natural y normal.