Puestos a buscar razones para dejar de fumar, se pueden encontrar cientos de ellas. Y muchas de ellas se pueden hallar en la primera y la más importante: la salud. Bastará destacar algunas de ellas:

 

  • Fumar mata, por lo que dejar de fumar alargará la esperanza de vida.
  • Evitar el cáncer. El tabaco se ha identificado como la causa de numerosos tipos de cáncer y entre ellos, especialmente el de pulmón, garganta, vejiga o boca, por citar algunos.
  • Mejorar la salud cardiovascular, mejorando la tensión arterial y la frecuencia cardiaca, entre otros factores.
  • Evitar la insuficiencia respiratoria o enfermedades como la EPOC.
  • Reducir la posibilidad de sufrir infecciones de las vías respiratorias.
  • Mejorar la fertilidad.
  • No tener problemas de disfunción eréctil.
  • Evitar el envejecimiento prematuro de la piel y la aparición de arrugas.

Otras se relacionan con la salud de aquellas personas que nos rodean, especialmente la familia y en particular los hijos:

  • Convertir a las personas de nuestro entorno en fumadores pasivos significa poner su salud en un claro riesgo.
  • El humo de segunda mano es incluso más dañino para la salud como el que se inhala cuando se fuma.
  • Si la mujer no fuma durante el embarazo reducirá las posibilidades de que surjan complicaciones antes u durante el parto, que el niño nazca con bajo paso y que éste presente en el futuro más problemas de salud de lo habitual.
  • Privar a los propios hijos del humo del tabaco reducirá las probabilidades de que sean más propensión a las alergias, el asma y frecuentes infecciones respiratorias.

Otras razones para dejar de fumar

Si la salud no fuera razón suficiente para dejar de fumar, aún hay otras a considerar, que tienen que ver con la calidad de vida:

  • Preservar la salud del bolsillo y la cuenta corriente. Un fumador de una cajetilla al día (20 cigarrillos) ahorrará al dejar de fumar en torno a los 1.500 euros al año. Este dinero se puede gastar en cosas más satisfactorias como disfrutar mejor el tiempo libre con la familia.
  • Recuperar el sentido del olfato y el gusto.
  • Mejorar el aliento y la salud bucodental.
  • Mejorar la capacidad de esfuerzo físico.
  • Dejar de roncar.
  • Tener una sexualidad más plena y satisfactoria.
  • No tener que estar pendiente  del tabaco y de dónde se puede fumar.
  • Aumentar la autoestima.
  • Liberarse del agobio que supone que los más allegados le pregunten a uno constantemente que cuándo va a dejar de fumar, o que apesta a tabaco, o que en la casa no se puede respirar, etc.