Lo dicen las cajetillas de tabaco: “Fumar reduce la fertilidad de los hombres”, “Fumar provoca impotencia” y “Fumar daña al esperma”. Está demostrado que el tabaquismo es una de las causas de infertilidad más frecuentes de los varones fumadores, ya sea en relación a la calidad seminal como a la función sexual. Pero a ello hay que añadir las consecuencias que sobre la fertilidad de sus hijos puede tener el hecho de que una mujer fume durante el embarazo.

En principio, el consumo de tabaco se asocia a un descenso de los criterios básicos que determinan la fertilidad masculina: volumen seminal y recuento, motilidad y morfología de los espermatozoides. Si bien es cierto que no se conocen con precisión los mecanismos por los que los componentes del humo del tabaco afectan a la espermatogénesis, ni cuál o cuáles de ellos son los que afectan a la calidad seminal. Pero lo que sí se conoce a raíz de los estudios realizados es que fumar reduce la producción de estrona y estradiol, dos tipos de estrógenos que se secretan en los testículos y cuya función no es otra que la de evitar la muerte de las células seminales, por lo que incide negativamente en el recuento y la motilidad de los espermatozoides.

En este sentido, un estudio realizado en la Universidad de Saarland (Alemania) ha demostrado recientemente que los varones que fuman más de una cajetilla diaria tienen 14% menos de protamina que los no fumadores. La protamina es una proteína fundamental para la formación del semen, por lo que su descenso afecta directamente a la calidad seminal.

Sobre lo que no hay estudios en la actualidad es sobre el efecto del humo de segunda mano sobre la fertilidad masculina. Sin embargo, a la vista de los que se han realizado en relación con enfermedades como el cáncer, es de esperar que los fumadores pasivos también vean reducida su calidad seminal como consecuencia de una exposición continuada al humo del tabaco.

Una última cuestión que tampoco está resuelta es la de si al dejar de fumar se recupera o no la calidad seminal una vez que se abandona el hábito tabáquico y, de ser así, cuánto tiempo ha de pasar para recuperarla.

Hijos de fumadoras

Otro aspecto que afecta a la fertilidad masculina en relación con el tabaco es el de ser hijo de una mujer fumadora que ha mantenido su hábito durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre, un periodo determinantes en la formación de los órganos sexuales del feto. Hay que tener en cuenta que una de cada ocho gestantes fuma durante el embarazo.

Un reciente estudio realizado en la Universidad de Copenhague (Dinamarca) ha podido constatar al analizar los embriones de mujeres que habían abortado legalmente que el tabaco que había un 55% menos de células germinales (las que luego forman el semen y los óvulos) y un 37% menos de células somáticas (a partir de ellas se forman otras partes del cuerpo). Además la reducción de la cantidad de ambos tipos de células está directamente relacionada con el número de cigarrillos que se fuman diariamente. Y este efecto se da con mayor intensidad en los niños que en las niñas.

La conclusión fundamental es que los niños nacidos de mujeres fumadoras, al tener un menor número de células germinales verán afectada su fertilidad, y no se sabe si con el tiempo podrán recuperar la total funcionalidad de los testículos.

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